- Al igual que la descarbonización no se consigue únicamente a través de la electrificación, la sostenibilidad no solo se consigue a través del respeto medioambiental. El uso de gases como el biometano es fundamental para la transición energética
El pasado mes de marzo, el pleno del Parlamento Europeo aprobó la nueva directiva sobre eficiencia energética. Ésta obliga a los gobiernos europeos a garantizar que todos los edificios de nueva construcción sean climáticamente neutros a partir de 2030. Sin embargo, esto no quiere decir que se prohíba la instalación de calderas de gas si su tecnología está preparada para utilizar energías renovables, como el biometano o el hidrógeno renovable.
Los gases renovables presentan una producción estable y continua con una gran capacidad de almacenamiento y distribución. Según la propia Asociación Española del Gas (Sedigas), el biometano contiene un amplio potencial para la transición energética. Permitiría cubrir cerca del 50% de la demanda nacional de gas natural. Además, se conseguiría para 2030 una transición sostenible de los hogares que siguen usando combustibles fósiles.
De esta manera, se fomenta la sostenibilidad, término que lleva más de una década en auge y que no debe ser reducido únicamente a lo medioambiental, sino que tiene que ser utilizado teniendo en cuenta que la sostenibilidad también hace referencia a lo económico y a lo social.
Hoy en día las empresas no solo miden su balance en el ámbito económico. Gracias a las demandas sociales y los cambios de paradigma se ha conseguido que las organizaciones midan sus impactos desde una perspectiva triple. Una triple cuenta de resultados: lo económico, lo social y lo ambiental.
Por ello, hay que entender el concepto de sostenibilidad como el principio de asegurar la satisfacción de necesidades del presente. Ello no debe comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Tampoco hay que renunciar a la protección del medioambiente, al crecimiento económico y al desarrollo de las sociedades.
Es importante cuidar la capa de ozono, la biodiversidad y la calidad del aire en las ciudades. Pero también lo es asegurarse de que las directivas que los estados nacionales y supranacionales sacan adelante no se conviertan en un agravio para la sociedad.
Como defienden desde FEGECA, (la asociación de Fabricantes de Generadores de Calefacción y Emisores de Calor), la tecnología tiene que ser sinónimo de eficacia y eficiencia… Y también de idoneidad.
José Carlos Suay, presidente de AFECH, destaca que “es necesario poner el foco sobre el combustible, no sobre la tecnología, que es lo que indica la normativa europea, dado que un gran porcentaje de las calderas actuales son compatibles con el uso de gases renovables y no se precisan ni siquiera adaptaciones”.
Este argumento se sustenta en que legislar un cambio total en las normativas sobre calderas por nuevos sistemas eléctricos perjudica gravemente a muchos hogares debido a los elevados costes de adquisición de estos productos. Además, hay que tener en cuenta el contexto socioeconómico que atravesamos para examinar la idoneidad del momento.
Se debe encontrar un equilibrio entre el beneficio ambiental, económico y social. Por ello, desde AFECH defendemos que los gases renovables como el biometano son la opción más sostenible para hacer la transición energética para 2030.